Después de tanto tiempo, un total de 4 meses de viaje, el joven y ya aburrido Tsuchikage había regresado a su aldea natal, Iwagakure no Sato, la aldea oculta de la roca, una aldea que se encontraba en las más altas montañas cuya ubicación era realmente difícil, no por lo oculta, si no por lo alto de esta misma. El hombre al llegar peino pasando su mano por sus cabellos, revolotearon estos al compas de las ondas de viento que corrían fuertemente por el lugar, su mirada se veía centrada en la puerta, los Audífonos que rodeaban su cabeza y yacían en sus oídos fueron retirados para ser guardados, tenia lo que llevaba siempre en sus viajes, la cola del rey escorpión, las palmas del buda ciego y su confiable iPod, además de sus ropas típicas, joven de cabellos rosados con una túnica negra de gran tamaño, túnica que cubría por completo su cuerpo y aquellos objetos. El joven se quedo parado en medio de la puerta, observaba con nostalgia su aldea, pero más aun recordaba aquellos viajes que había hecho con anterioridad. Este recostó su espalda a la parte exterior de la puerta, era una puerta pesada para abrir, por lo cual tomo como muro para recostar y “descansar”, no quería entrar aun, se quedaba pensando en todo lo que había pasado y sus tan intrigantes lugares descubiertos, además de lo sucedido en la aldea de Konoha, el joven simplemente quedaba ahí parado mientras observaba el cielo azul recostado sobre la puerta de su aldea y totalmente solo, sin nadie a su lado, estaba algo aburrido en aquel lugar, escuchaba el sonido de los pájaros volar mientras daba un leve bostezo, pájaros que pasaban a muchos metros de altura sobre este, libertad, era el significado que el le daba a ese animal tan curioso. La libertad para el lo era todo, poder moverse a donde quiera, sin que nadie se queje o le moleste, eso era de su agrado.
Ufff… que día…
Susurro el joven mientras seguía ahí, nadie pasaba y su vista paso al césped del lugar, pero, ¿Qué césped?, todo era roca pura en la cual no había ningún árbol, después de todo estaba en un lugar donde el césped era realmente muy difícil de encontrar, aunque no imposible.
Ufff… que día…
Susurro el joven mientras seguía ahí, nadie pasaba y su vista paso al césped del lugar, pero, ¿Qué césped?, todo era roca pura en la cual no había ningún árbol, después de todo estaba en un lugar donde el césped era realmente muy difícil de encontrar, aunque no imposible.