El joven Ulquiorra caminaba por las afueras de la aldea, su aldea natal habia sido dejada atras previamente. Todos sus recuerdos desechaba a cada paso lento que realizaba hacia su nuevo destino... Konoha. Tal vez, ahi encontraría shinobis con grandes experiencias ninja, lo cual le encantaba al joven chunnin ya que no le vendría mal comparar su fuerza con personas desconocidas. Como siempre, su paso era lento y su actitud adormilada, sin embargo, no llevaba una mirada habitual. Su mirada contenía preocupación, sin dudas tenía un mal presentimiento, sabía que en aquel acto estaba arriesgando su vida, al perturbar la paz habitual de Konoha. Vale reconocer, que una sonrisa llevaba posada en su rostro, sabía bien lo que hacia y el porqué. Tras haber caminado un largo rato, su aldea ya habia sido olvidaba, su busca por el poder lo llevaría a otro lugar... Un lugar donde pueda obtener más conocimientos y poder ser reconocido como un verdadero shinobi, algo que nunca podría lograr si se quedaba estancado en la aldea de Kirigakure. Asi fue como el joven chunnin se habia exiliado de su aldea, en aquel día frio y con aspecto lugubre, al parecer, su acto maquiavélico provocaba la tristeza del cielo...
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