Ulquiorra seguía escondido, el clon merodeaba. Despues de un rato de andar merodeando, el clon divisó una figura, provenía de la entrada de la hoja y al parecer eran muchos. ¿Acaso serían clones? Seguramente. Solo uno podría ser el verdadero y por el momento, el joven Ulquiorra no lo sabia. Aquellos cuerpos, se movilizaron por la hoja esparciendose y cubriendo el lugar; al contarlos, el clon descubrió que eran doce. Doce clones esparcidos por el centro de la aldea, podrían ser peligrosos. Por el camino que tomaba uno, sería el Hokage ya que se dirgía hacia el despacho, suponiendo que sería el verdadero, sin aclarar dudas. El mismo, se subió al techo de una casa de baja altura y vociferó unas palabras dirigidas a el clon de Ulquiorra.
- Es de mala educación no presentarse primero.. ¿No te parece?
Respondió en un tono irónico, casi burlandose del individuo. Luego, acomodó un poco su banda de Kirigakure, mostrandosela indirectamente al oponente, ya que la idea de que estas dos grandes naciones del mundo ninja, provocaran una guerra entre si, solo porque un shinobi de Kiri atacaba Konoha. Era algo, que le producía ansías en el joven Ulquiorra, de verdad quería que hubiera una guerra por un hecho tan tonto como este. A continuación, el clon junto con el ave empezaron a volar en circulo en el mismo ege, esparciendo por todo el centro de la aldea, millones de pequeñas figuras de arcilla, retiradas por la boca del ave. Al caer, se pegaban al primer rose de cualquier construcción. El verdadero chunnin estaba escondido, sin dejar de observar el suelo de tierra que sería la superficie de la aldea. Al parecer, el suelo estaba a su favor, gracias al ser de tierra, por lo que realizó sellos rapidamente haciendo contacto terreo, y se escondió debajo de ella. El clon, al ver lo sucedido, soltó una sonrisa siniestra ya que sabía lo que tenía que hacer. Realizó un sello rapidamente y mediante chacra explotó todas las figuras de arcilla que estaban expandidas por la aldea. Un coro de explosiones se hizo notar por el lugar, explotando casas, edificios, construcciones, reboloteando todo por los aires. Débiles gritos se escuchaban... Los aldeanos pedía auxilio ante semejante situación. Su aldea estaba siendo destruida y junto con eso, las explosiones arrazaban con las vidas de los aldeanos, algo que le encantaba a Ulquiorra, gracias a su actitud sádica con la que habia nacido. Igualmente, los aldeanos podían verlo el lado positivo, estaban viviendo el arte puro!!
Al terminar las explosiones, Ulquiorra salió de la tierra, resquebrajandola un poco al salir y se dispuso a correr sigilosamente, escondiendose un poco más.