Luego de ver desaparecer al anbu junto con el cuerpo del intruso, Aurica suspira pesadamente mientras cerraba un par de sesungos sus ojos, por lo menos había servido de ayuda en esa pelea, por primera vez se empezaba a sentir util. Con cierta desgana se arregla su falda y salta desde el techo del edificio el cual no era demasiado alto, para caer en el suelo de arena caracteristico de la aldea que ahora lideraba. Caminó con la mirada fija en el suelo, hasta el callejon en donde había dejado su capa negra de lado, durante la batalla. La tomó con su mano izquierda, mientras que con la derecha quitaba la arena con leves golpecitos, luego de haberle quitado toda la arena que se habia acumulado en la capa, se la vuelve a poner, cubriendo su rostro totalmente, no queria encontrarse con las miradas sorprendidas y asustadas de los aldeanos que ahora comenzaban a salir de nuevo a las calles. Aurica sabía que muchos de los aldeanos le tenían miedo por los genjutsus que ella utilizaba en sus canciones. Salió lentamente del callejón, con la vista fija en el suelo. Caminó una calle en donde se encontró con uno de los jounnins que cuidaban la entrada, le habló sobre una extraña persona en la entrada, aurica suspirando largamente decidió ir a ver por si misma que era lo que ocurria ahora, no quería mas sorpresas, se dirigió con paso apresurado en dirección a la entrada de Suna